jueves, 5 de junio de 2008

Mazcuerras 2008

Buenos días a todos.

Sucedió no hace mucho tiempo. Me encontraba leyendo uno de los títulos propuestos en el club, recuerdo que era “El antropólogo Inocente” de Nigel Barley.
Entonces solté una sonora carcajada, en la tranquilidad de la tarde invernal de mi casa. Allí en la sala se encontraba también mí hija Paula haciendo sus tareas escolares, me miró sorprendida, la expresión de su cara y movimiento de negación hacia los lados me hizo pensar que por su cabeza se estaría preguntando algo como…
¿Este hombre está perdiendo el juicio?
Lo cierto de dicha situación fue que se levantó y me pidió que compartiese tan cómico párrafo para su disfrute.

Los placeres de la lectura son tales y a la par inagotables, y sino fíjense cuando uno como lector ya se fija hasta en la contra etiqueta de las botellas de vino…en las que uno se siente intimidado ante semejantes descripciones, por no reparar en todos los matices que se pueden encontrar en tan delicados caldos; en ellos se evocan exóticos y sensacionales sabores a la vez que aromas, perceptibles sólo para avezados especialistas. Como en las denominaciones de origen del cultivo del vino así como en la lectura, hay quienes prefieren unas más clásicas con mayor renombre y tradición y con producción más regular y quien por otro lado prefiere otro tipo de campos y nuevas cosechas, pues los paladares son como el tipo de lecturas, cada cual tiene sus querencias.
Pues algo así debe ocurrir cuando nos juntamos el último jueves de mes para comentar el libro, aparecen una multitud de gustos, pareceres y opiniones diversas y en otras no menos encontradas discusiones en un tono distendido, donde se cataliza un ambiente de tertulia ameno.

Una de las más hermosas sensaciones que uno obtiene de la lectura o así lo experimento yo, es la penetración en la situación que se alcanza traspasando las primeras páginas en las que uno toma contacto con el libro y tiene el reparto de los personajes, el lugar y el inicio de la trama ; sólo a partir de ahí uno ve con más fuerza y mayor nitidez las situaciones, incluso los diálogos e imágenes en la mente, y dejan de pasar sobre la retina de nuestros ojos las letras impresas en el papel ; y cuanto más absorto e imbuido estás en la lectura, más profundidad se alcanza en esta recreación mental de lo que está escrito, abandonando de nuestra atención hasta lo más cercano, sólo roto por la voz de nuestros familiares, para decirnos que la comida ya está fría… que si la queremos congelada, tras no acudir a sus solícitas llamadas.


Gracias a todos por vuestra atención.
Luis Miguel Rodríguez González
Club de Lectura de la Biblioteca Municipal de Camargo

Muriedas de Camargo a 20 de abril de 2008.

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